Un adicto al voto universal, suelto en la democracia liberal


 Articulo escrito por Dante López Raggi

Se aproximan las elecciones en Argentina, y se puede observar cómo la sociedad avanza hacia su propia esclavitud en lugar de hacia la libertad. Desde que se proclamó que "con la democracia no solo se vota, sino también se come, se cura y se educa", el pueblo argentino ha enfrentado miseria, caos y libertinaje.

Desde 1983 hasta la actualidad, la democracia ha permeado la vida de los sujetos, incentivando a las personas a defender y promover la patria principalmente a través del voto universal, en lugar de hacerlo en conjunto con su comunidad por fuera de tal régimen político. Se infundo de que la Patria Real se encuentra dentro de las normas y leyes liberales, en lugar de estar creada en el orden y ley natural que el Altísimo otorgó al ser humano.

Ya lo dijo Santo Tomas de Aquino, una institución es la República que permite “la participación jerárquica de todos en el gobierno de la cosa pública”, y otro componente es la democracia, “régimen tiránico del gobierno popular” que por su esencia igualitaria concluye en la opresión de una clase o de un partido sobre otro (De Regno, l, 1).

También lo expreso Julio Menvielle (2023), al decir que “la democracia, en virtud de su esencia igualitaria, concluye en la opresión de una clase o de un partido sobre otro. No hemos de imaginar la república, de que habla Santo Tomas, como una democracia atenuada, que en el fondo seguiría siendo una verdadera democracia” (p. 113).

Es decir, la persona que ingresa en ese cuarto oscuro se convierte en un número más, y en pocas horas, los medios de comunicación anunciarán que una élite minoritaria ha ganado, asumiendo así el control del destino de la nación. Pero así es la democracia actual, guía al sujeto a votar por su bolsillo y no por el bien común, perversamente destruye en el interior del pueblo, el recto sentido del bien humano.

Por lo cual, en la actual población posmoderna de Argentina, el enfoque predominante se centra en la obtención de bienes y servicios económicos, relegando a un segundo plano la búsqueda del bien común y la verdad. Aquí se funde el bien y el placer del individuo, es decir, prima el bien del partido político, el partido sobre el bien de la nación, el de la nación sobre el bien de la patria.

El pueblo no gobierna en la democracia liberal, solo vota. Es una comunidad esclava de una elite partidaria política, financiada por empresarios internacionales, narcotraficantes, organismos transnacionales y por alianzas fundamentadas bajo el igualitarismo liberal. Y estas maldades, se incorporan a través del voto universal o más precisamente, mediante la mentira universal.

Esto ya lo explico Pio lX en su elocución del 9 de junio de 1862, en donde sostuvo que existe “una plaga horrenda que aflige a la sociedad humana y se llama sufragio universal. Esta es una plaga destructora del orden social y merecería con justo titulo ser llamada mentira universal[1]. Se presenta esta cita para ilustrar cómo, en la actualidad, el voto ha perdido prestigio y se ha corroído, afectando la posibilidad de las personas para elegir a sus representantes.

Se sostiene que el sistema político vigente desde 1983, ha llegado a su fin, considerándose obsoleto. La democracia actual se estableció como el único principio de todas las bondades y libertades humanas, en lugar de pensarse como un ingrediente o como un rasgo de un sistema político. Se la considera como una deidad, ignorando las perversiones que ha causado a lo largo de los años en Argentina.

Estas perversiones son evidentes en la mayoría de los candidatos que se presentan para las elecciones del 26 de octubre. Un ejemplo es un individuo que ha transitado por el Peronismo, ha estado vinculado al PRO y actualmente se encuentra en la Libertad Avanza. Son un grupo corrompido por el Dios del dinero, con vínculos narcotraficantes y su fisionomía esta compuesta por rasgos humanoides. En consecuencia, están sodomizados ideológicamente y que, por su frenesí, han transformado al Congreso de la Nación en un prostíbulo barato de la periferia de Constitución.  

Por otro lado, esta el candidato que apoyo la legalización del aborto. En su pasado formó parte de las organizaciones de izquierda que combatieron a la gestión de María Estela Martínez de Perón. Sin embargo, es importante aclarar que no se trata de Patricia Bullrich, ya que este individuo forma parte de Fuerza Patria.

Por ende, el primer candidato fue elegido por un supuesto presidente que habla con sus perros muertos, frenético de colocarse 4 camperas y que encima canta el Hava Naguila, en un contexto donde el sionismo está arrasando con la humanidad. El otro candidato fue escogido en la penumbra de un edificio, gracias al dedo justiciero y democrático de Cristina Elizabeth Fernández Wilhelm de Kirchner.

¿Son estas figuras políticas, que hoy simbolizan el más oscuro y doloroso pasado de Argentina, las que han sido seleccionadas en el Rockefeller Center? ¿Acaso Dios ha abandonado al pueblo argentino y deja que surjan estos políticos pestilentes? ¿Podrían ser estas las consecuencias negativas de la democracia actual?

Es inevitable plantearse numerosas interrogantes, pero lo que resulta indiscutible es que “por los frutos los conoceréis”. Esta afirmación encierra una profunda verdad, ya que la población, desde hace años ya conoce y sufre el disgusto de aquellos frutos que están podridos y que han sido creados por la democracia liberal.

El autor Pol Ubach ya definió correctamente lo que es este sistema político:

Cinco enfermedades, cinco sífilis (…) cinco babas ponzoñosas que hacen de ella una excusa para los peores abusos y corrupciones. Estos son: cuando la democracia se transforma en partidocracia; cuando la democracia se transforma en plutocracia; cuando la democracia se transforma en demagogia; cuando la democracia se transforma en dictadura[2]

Pues para concluir, quien este leyendo esté escrito, se dejará plasmado un fragmento del libro Perversión democrática, escrito por Antonio Caponnetto:

Quienes alcanzan la gloria celeste no son los partidocratas que amontonan los votos de la plebe, sino los que se consagran a la patria en veladas de sabiduría o en epopeyas de gloria, mas, primero han entregado su alma y con ella sus pecados a la Misericordia, que les dispensa el Sacrificio Sacramental y les da a comer el Cuerpo y la Sangre de Cristo”.[3]



[1] Jesús Muñoz, Democracia y doctrina católica en Cuadernos de la Universidad, n.16, San Juan, Universidad Católica de Cuyo, 1983, p.43.

[2] Pol Ubach, ¿Aun votas merluzo? Las degeneraciones de la democracia y el insulto a los electores, Barcelona, Pyre, 2004, p.31

[3] Fragmento de una misiva redactada por Enrique Broussain y dirigida a Antonio Caponnetto. La misma se puede leer en el libro La perversidad democrática, pag 97


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