🔵 En los últimos años hemos visto el ascenso de expresiones políticas contestatarias que han sido catalogadas como "nueva derecha", y en general agrupadas en categorías como "ultraderecha" o "extrema derecha" y asimiladas con otras otras expresiones como fascismo, neofascismo y tantos otros terminos.
Consideramos que estas categorías del siglo XIX y del siglo XX no sirven para explicar la política actual y generan más confusión. Estas categorías tienden a generalizar, y no todo es igual. Políticos como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Javier Milei, Marine le Pen, y tantos otros, han sido asimilados como personajes idénticos o en una misma linea de pensamiento, pero no se tiene en cuenta muchas variables a analizar, como el país o región donde viven, la realidad y cultura política, las particularidades discursivas y los intereses sectoriales a los cuales pueden estar ligados.
Por ejemplo, Donald Trump, se hizo famoso por sus polémicas declaraciones, con un discurso antiimigración, de construir un muro en la frontera con México, hacer comentarios machistas y cosas por el estilo. Un discurso que llegó muy bien al hombre blanco, anglosajón y protestante (American WASP). Pero poco se habló de su discurso económico, contrario a la globalización neoliberal de las últimas décadas que había generado un fuerte golpe al gran cordón industrial norteamericano denominado como "Rust Belt". Durante su gobierno tendió a profundizar diversas políticas proteccionistas y a enfrentarse comercialmente con China.
Javier Milei, es un caso distinto, se cataloga como Anarcocapitalista, ascendió con un discurso anti política y anti Estado, denunciando a la "casta política", difundiendo las ideas del liberalismo y tiende a hacer una defensa sobre la globalización liberal, promoviendo la apertura económica y el libre comercio. Plantea que el gobierno de Carlos Menem, fue el mejor de la historia, y reivindica a su ministro de economía, Domingo Cavallo. No es casual que el actual equipo económico de Milei está integrado por funcionarios del sistema financiero que ya cumplieron funciones públicas durante la década de los 90.
En el caso de Jair Bolsonaro llegó al poder en Brasil con un discurso fuerte, de mano dura, alineado con los militares, además marcado por sus recurrentes y polémicas frases homofóbicas y machistas. También venía con un discurso de mayor apertura económica y privatizaciones. Pero no logró mucho, a pesar de tener un ministro de economía liberal, trató de hacer lo posible para que se derogue la ley de techo del gasto público que se había promulgado en el gobierno de Michel Temer. Luego del ascenso del gobierno de Joe Biden en EE.UU y las discusiones con Francia por el tema Amazonas, Bolsonaro hizo un giro geopolítico y profundizó relaciones con los BRICS, incluso votando de manera neutral en la ONU sobre la guerra en Ucrania.
También podemos ver otros casos, por ejemplo en Europa, muchos de estos cargados de un discurso anti Unión Europea y antiinmigración, como Marine le Pen en Francia, Giorgia Meloni en Italia, el movimiento del Brexit en Reino Unido, Vox en España, entre otros. Incluso estas derechas europeas tienen sus particularidades y diferencias.
Todas estas expresiones analizadas quizás coinciden en varios aspectos políticos y culturales, la confrontación con discursos inclusivos, un supuesto combate al marxismo y al socialismo, el negacionismo científico, en algunos casos la antiimigración, y otras cuestiones. Pero difieren en términos ideológicos y en términos económicos, determinados por sus propias realidades. No es lo mismo las grandes economías como EE.UU y Europa, comparado con países emergentes como Argentina y Brasil.
Como vemos, la política es mucho más compleja que catalogar diversas expresiones bajo determinadas categorías sin ningún tipo de contexto. Lo mismo ocurre con las izquierdas, que en otro momento analizaremos.
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