Cesarismo: el líder que surge del conflicto

Cesarismo es un concepto nombrado por diferentes autores para definir una forma de gobierno centralizado y con una autoridad suprema, normalmente un jefe militar, y al mismo tiempo en su capacidad personal, a la que atribuyen rasgos carismáticos y heroicos.

Julio César

Este líder carismático, surge en momentos de inflexión política, en determinadas situaciones donde las fuerzas en lucha se equilibran de modo que la continuación de la lucha solo puede terminar en la destrucción recíproca. Esta figura central se presenta como la alternativa para regenerar la sociedad, mantener las estructuras sociales e institucionales y salvar hipotéticos peligros internos y externos. Ocasionalmente este tipo de gobierno suele presentar algunos elementos del denominado “culto a la personalidad”.
Se considera como grandes exponentes del Cesarismo a Julio César, Oliver Cromwell, Napoleón I, Napoleón III y Otto von Bismarck, entre otros.

Napoleón I. De el se desprende el término Bonapartismo, considerado como la manifestación burguesa del cesarismo.

Según Antonio Gramsci, si el cesarismo expresa la solución “arbitral” confiada en una gran personalidad, de una determinada situación histórico política caracterizada por un equilibrio de fuerzas con una perspectiva catastrófica, no siempre tiene el mismo significado historio. Por ende, puede haber un Cesarismo “progresivo” y uno “regresivo”. Puede ser progresivo cuando su intervención política ayuda a las fuerzas progresivas en disputa a triunfar, y es regresivo cuando su intervención ayuda a triunfar a las fuerzas regresivas. César y Napoleón I son ejemplos de cesarismo progresivo; Napoleón III y Bismarck lo son de Cesarismo regresivo. Se trata de ver si en la dialéctica “Revolución-Restauración” prevalece el elemento revolución o el elemento restauración, pues es ineludible que el movimiento histórico no se vuelve nunca atrás y no existen restauraciones por completo. El cesarismo de Julio César y de Napoleón I, fue por así decirlo, de carácter cuantitativo-cualitativo, es decir, representó la fase histórica de paso de un tipo de estado a otro tipo, es decir un cambio completo. El cesarismo de Napoleón III fue única y limitadamente cuantitativo, no hubo un paso de un tipo de estado a otro, solo hubo una evolución del mismo.
Al mismo tiempo podemos decir que el Cesarismo es una formula polémico-ideológica, y no es una regla de interpretación histórica. Puede existir una solución cesarista sin un cesar, es decir sin una gran personalidad “heroica”.

Juan Domingo Perón, presidente constitucional de Argentina en el periodo 1946-1955 y en 1973-1974.
En Latino América podemos destacar varias figuras que se consolidaron como césares. Empezando con los grandes libertadores y caudillos del siglo XIX, y ya en el siglo XX desde gobiernos militares que llegaron al poder mediante golpes de Estado y que mantuvieron el status quo, hasta lideres con apoyo popular que gobernaron representando los intereses de las mayorías populares.

Hugo Chávez, presidente constitucional de Venezuela en el periodo 1998-2013.

Fuente:

Gramsci, Antonio, Notas sobre Maquiavélo, sobre la política y sobre el Estado Moderno.

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