La división sexual del trabajo en el capitalismo moderno

En los últimos 20 años, la inserción de las mujeres en el mercado laboral ha ido en constante crecimiento en todas las regiones del mundo. Sin embargo, diversos estudios ha evidenciado un reciente cambio en la tendencia de la participación laboral femenina,especialmente en América Latina.
Después de medio siglo de crecimiento sostenido, se percibe una desaceleración en el ingreso al mercado de trabajo, en especial en las mujeres pertenecientes a hogares en situación de vulnerabilidad.



A nivel mundial, por cada dólar que gana un varón, una mujer gana 77 centavos, según un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Esta diferencia salarial radica en que las mujeres reciben menos remuneración por el mismo trabajo que los varones, lo hacen en sectores peor pagos y no llegan a ocupar cargos jerárquicos en las empresas. La tasa de empleo de las mujeres continúa siendo aproximadamente 25,5 puntos porcentuales menor que la de los varones. Muchas mujeres siguen encontrándose dentro del mercado de trabajo informal. De hecho, a escala mundial, casi el 40% de las mujeres con trabajos remunerados no contribuyen a la protección social. Las mujeres representan menos del 40% del empleo total, pero constituyen el 57% de quienes trabajan a tiempo parcial.
La brecha salarial entre varones y mujeres a nivel mundial se estima que es de un 23%. La disparidad de la remuneración por hora en función del género, alcanza en algunos países casi el 45%. Incluso en los países más avanzados en políticas de género, continúan enfrentándose a una desigualdad salarial persistente.
Las cifras nos evidencian que la proporción de mujeres disminuye notablemente a medida que se asciende en los puestos jerárquicos. La dificultad que experimentan para acceder a puestos jerárquicos y de mayor responsabilidad y remuneración es notable.

Al analizar la situación de la mujer en la Argentina, puede verse el predominio de altas tasas de desempleo y precarización. En las últimas décadas, la tasa de participación de las mujeres en el mercado de trabajo de la República Argentina ha crecido significativamente, del 36,8 % en 1990 al 48,1 % en 2017.
Si bien las mujeres representan la mitad de la población, su tasa de empleo sigue siendo bastante más baja que la de los varones.

Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre Paridad de Género, en la Argentina, al igual que en otros países de la región, existen enormes desigualdades de género que limitan el ejercicio pleno de los derechos políticos de las mujeres y su autonomía en diferentes esferas de la sociedad.
A pesar de que la existencia de la ley de cupo femenino en el país favoreció el acceso de las mujeres a las candidaturas partidarias y a los cargos de representación popular, las estructuras políticas sigue siendo muy desfavorables para su integración. En los distintos niveles institucionales del Estado, el porcentaje de participación de las mujeres es muy bajo. También en los partidos políticos la presencia de mujeres en las máximas instancias ejecutivas partidarias nacionales es baja, representando un 28,2% en promedio. En en Poder Judicial la presencia de las mujeres es mínima.



Según el mismo informe de la PNUD, la Argentina tiene el gran desafío de promover importantes reformas, desde una perspectiva paritaria, para garantizar un ejercicio igualitario y efectivo de los derechos políticos de las mujeres y mejores condiciones para dicho ejercicio.
En el sistema capitalista moderno, la división sexual del trabajo sigue vigente, rezagando a las mujeres a la actividad reproductiva y doméstica, dificultando su integración al circuito laboral formal. Esto conlleva que la mujer no pueda gozar de autonomía económica y, en la situación de crisis actual en la que vivimos, se agudiza aún más su contenida social.

Las mujeres han tenido un papel fundamental en los reclamos y las luchas sociales a lo largo de la historia, reivindicando sus derechos y libertades. Teniendo además, una doble lucha. En su condición de asalariadas junto a los trabajadores, y como mujeres para intentar mejorar sus condiciones de vida y conseguir la igualdad.

Es necesario desarrollar transformaciones que busquen resolver la actual injusticia redistributiva, disminuyendo las brechas entre hombres y mujeres. Abordar el diseño las políticas públicas con una perspectiva de género es indispensable para promover la igualdad y la mejora de las condiciones socioeconómicas de las mujeres en el país y la región, entendiendo que no es posible generar un desarrollo sustentable y duradero como sociedad si no se incluye de manera explícita a las mujeres en todos los ámbitos de la actividad económica, política y cultural de manera equitativa.


Fuentes:

"Las mujeres en el mundo del trabajo”, publicado en enero de 2018 por el Ministerio de Trabajo de la Nación. PNUD

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