🇧🇼 Botsuana o Botswana es un país de África, con más de 2 millones de personas y sin salida al mar, que en las últimas décadas ha logrado encontrar una senda de crecimiento económico que se destaca entre el resto de los países africanos. Pero a pesar de su gran crecimiento aún cuenta con graves problemas sociales estructurales que no logra resolver.
Se puede definir el carácter de ese país por tres factores fundamentales. En primer lugar, por su estrategia económica basada en un mercado abierto, que ha logrado un ritmo acelerado de crecimiento. En segundo lugar, se destaca por la extraordinaria estabilidad de su sistema político, clasificado como una democracia liberal al estilo de occidente, caracterizado por la competencia multipartidista (aunque siempre gobernó el mismo partido), con elecciones regulares celebradas cada cinco años. En tercer lugar, por un aparato estatal eficiente y relativamente fuerte, cuyas actividades se han enfocado básicamente en el mantenimiento de una política fiscal y económica fuertemente conservadora, orientada al crecimiento económico y al desarrollo, y a mantener buenas relaciones con agencias internacionales de financiamiento como el FMI y el Banco Mundial.
El ritmo acelerado de crecimiento de su economía contrasta con el incremento de las desigualdades económicas y sociales y con la acentuación de la pobreza extrema en el sector social más ignorado de la sociedad local, en especial los pueblos San, también llamados Basarwa, los cuales no son culturalmente Tswana y son los pobladores más antiguos de la zona.
Luego de su independencia en 1966, Botsuana llevo una transición politica marcada por una paz poco común en el continente. Un factor decisivo en su desarrollo.
A grandes rasgos, la estructura social se definía por la existencia de una poderosa, aunque numéricamente pequeña, burguesía rural, formada por ganaderos y por una gran masa de mano de obra dedicada a la agricultura, pero cuya producción, por diferentes razones, no era suficiente para su subsistencia y, por lo tanto, tenía que realizar un trabajo agrícola asalariado.
En la actualidad, e históricamente, el principal criterio de diferenciación social y económica del campesinado ha sido la posesión de ganado y no tanto la posesión de la tierra, que en la tradición cultural tswana era considerada como propiedad comunal.
Fue en la década del ochenta cuando tuvieron lugar los cambios más decisivos en su historia reciente, que tendrían un gran impacto en la economía y la política. El desarrollo de la minería, principalmente de diamantes, además del cobre, níquel, sosa y sal ha sido el factor clave de su impresionante crecimiento económico.
Desde los primeros años del despegue de la industria minera, el gobierno destinó una buena parte de los ingresos al gasto público y a la creación de un aparato administrativo sofisticado. A corto plazo asumió el carácter de un Estado desarrollista.
Con el decisivo respaldo del Estado, se pusieron en marcha ambiciosos programas de desarrollo, que tenían como objetivo motorizar la economía, apoyar al sector privado y mantener la estabilidad política. La transformación de la capital en una ciudad moderna, junto con la disminución de la demanda de mano de obra en la industria minera de Sudáfrica (país vecino) y el declive de la agricultura, desencadenó un acelerado proceso de crecimiento urbano. Además se construyeron carreteras, escuelas y hospitales, etc.
Además, se impulsó el proceso para convertir las tradicionales tierras comunales de pastoreo en zonas cercadas para uso comercial privado, y se ampliaron los contactos con fuentes internacionales de ayuda y con organismos financieros internacionales, en especial con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Los sectores mas beneficiados en Botsuana han sido los sectores económicamente dominantes. Las políticas de desarrollo se concentraron básicamente en la protección de la poderosa burguesía de los ricos ganaderos y en el estímulo del sector privado, evitando así el Estado involucrarse en actividades productivas, pero jugando un papel decisivo en la promoción de una economía de mercado.
En la década del noventa, Botswana se convirtió en el principal productor mundial de diamantes. Además manteniendo un buen nivel de exportaciones de carne y conquistando mercados europeos. En esos años se afirmaba que había más cabezas de ganado que población, pero por lo menos el 50% de la población carecía de ganado.
Cuando la minería incrementó su peso en la economía, la ganadería dejó de ser el sector más importante. Hay que aclarar que el moderno sector de la minería es controlado por importantes compañías multinacionales que apañadas por un Estado complaciente hacen grandes fortunas.
Los politicas rurales han estado orientados a la protección de los intereses la burguesía local, sobre todo la ganadera lo que ha implicado una erosión considerable de la agricultura, sobre todo con la promulgación de leyes que legalizaron la propiedad privada de la tierra y que permiten el uso exclusivo de grandes extensiones de tierras para la ganadería, con la construcción de bardas que impiden que agricultores sin tierras las puedan usar.
Este modelo económico basado en el extractivismo minero y la producción ganadera ha traído consecuencias económicas y sociales para destacar. (VER GRÁFICOS)
Aunque el crecimiento del PBI y PBI per capita ha sido sorprendente y ayudó a mejorar algunos indices como reducir la pobreza extrema (aun sigue siendo alta) y la mejora en la esperanza de vida, entre otros, también ha consolidado problemas sociales estructurales, como la desigualdad social, el hambre, la desnutrición, el desempleo, entre otros.
Para nosotros es un ejemplo de que el simple crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo. Se necesitan políticas públicas eficientes y una mejor redistribución de los ingresos, con miras a reducir los problemas que afectan a la sociedad.
Fuentes:
"Botswana: entre el autoritarismo liberal y la democracia" de Hilda Varela.
Datos económicos del Banco Mundial.
Gráficos de Our World in Data.
Se puede definir el carácter de ese país por tres factores fundamentales. En primer lugar, por su estrategia económica basada en un mercado abierto, que ha logrado un ritmo acelerado de crecimiento. En segundo lugar, se destaca por la extraordinaria estabilidad de su sistema político, clasificado como una democracia liberal al estilo de occidente, caracterizado por la competencia multipartidista (aunque siempre gobernó el mismo partido), con elecciones regulares celebradas cada cinco años. En tercer lugar, por un aparato estatal eficiente y relativamente fuerte, cuyas actividades se han enfocado básicamente en el mantenimiento de una política fiscal y económica fuertemente conservadora, orientada al crecimiento económico y al desarrollo, y a mantener buenas relaciones con agencias internacionales de financiamiento como el FMI y el Banco Mundial.
El ritmo acelerado de crecimiento de su economía contrasta con el incremento de las desigualdades económicas y sociales y con la acentuación de la pobreza extrema en el sector social más ignorado de la sociedad local, en especial los pueblos San, también llamados Basarwa, los cuales no son culturalmente Tswana y son los pobladores más antiguos de la zona.
Luego de su independencia en 1966, Botsuana llevo una transición politica marcada por una paz poco común en el continente. Un factor decisivo en su desarrollo.
A grandes rasgos, la estructura social se definía por la existencia de una poderosa, aunque numéricamente pequeña, burguesía rural, formada por ganaderos y por una gran masa de mano de obra dedicada a la agricultura, pero cuya producción, por diferentes razones, no era suficiente para su subsistencia y, por lo tanto, tenía que realizar un trabajo agrícola asalariado.
En la actualidad, e históricamente, el principal criterio de diferenciación social y económica del campesinado ha sido la posesión de ganado y no tanto la posesión de la tierra, que en la tradición cultural tswana era considerada como propiedad comunal.
Fue en la década del ochenta cuando tuvieron lugar los cambios más decisivos en su historia reciente, que tendrían un gran impacto en la economía y la política. El desarrollo de la minería, principalmente de diamantes, además del cobre, níquel, sosa y sal ha sido el factor clave de su impresionante crecimiento económico.
Desde los primeros años del despegue de la industria minera, el gobierno destinó una buena parte de los ingresos al gasto público y a la creación de un aparato administrativo sofisticado. A corto plazo asumió el carácter de un Estado desarrollista.
Con el decisivo respaldo del Estado, se pusieron en marcha ambiciosos programas de desarrollo, que tenían como objetivo motorizar la economía, apoyar al sector privado y mantener la estabilidad política. La transformación de la capital en una ciudad moderna, junto con la disminución de la demanda de mano de obra en la industria minera de Sudáfrica (país vecino) y el declive de la agricultura, desencadenó un acelerado proceso de crecimiento urbano. Además se construyeron carreteras, escuelas y hospitales, etc.
Además, se impulsó el proceso para convertir las tradicionales tierras comunales de pastoreo en zonas cercadas para uso comercial privado, y se ampliaron los contactos con fuentes internacionales de ayuda y con organismos financieros internacionales, en especial con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Los sectores mas beneficiados en Botsuana han sido los sectores económicamente dominantes. Las políticas de desarrollo se concentraron básicamente en la protección de la poderosa burguesía de los ricos ganaderos y en el estímulo del sector privado, evitando así el Estado involucrarse en actividades productivas, pero jugando un papel decisivo en la promoción de una economía de mercado.
En la década del noventa, Botswana se convirtió en el principal productor mundial de diamantes. Además manteniendo un buen nivel de exportaciones de carne y conquistando mercados europeos. En esos años se afirmaba que había más cabezas de ganado que población, pero por lo menos el 50% de la población carecía de ganado.
Cuando la minería incrementó su peso en la economía, la ganadería dejó de ser el sector más importante. Hay que aclarar que el moderno sector de la minería es controlado por importantes compañías multinacionales que apañadas por un Estado complaciente hacen grandes fortunas.
Los politicas rurales han estado orientados a la protección de los intereses la burguesía local, sobre todo la ganadera lo que ha implicado una erosión considerable de la agricultura, sobre todo con la promulgación de leyes que legalizaron la propiedad privada de la tierra y que permiten el uso exclusivo de grandes extensiones de tierras para la ganadería, con la construcción de bardas que impiden que agricultores sin tierras las puedan usar.
Este modelo económico basado en el extractivismo minero y la producción ganadera ha traído consecuencias económicas y sociales para destacar. (VER GRÁFICOS)
Aunque el crecimiento del PBI y PBI per capita ha sido sorprendente y ayudó a mejorar algunos indices como reducir la pobreza extrema (aun sigue siendo alta) y la mejora en la esperanza de vida, entre otros, también ha consolidado problemas sociales estructurales, como la desigualdad social, el hambre, la desnutrición, el desempleo, entre otros.
Para nosotros es un ejemplo de que el simple crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo. Se necesitan políticas públicas eficientes y una mejor redistribución de los ingresos, con miras a reducir los problemas que afectan a la sociedad.
Fuentes:
"Botswana: entre el autoritarismo liberal y la democracia" de Hilda Varela.
Datos económicos del Banco Mundial.
Gráficos de Our World in Data.
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